El simple y mero acto de pensar se corresponde con el ejercicio intelectual de proyectar y enunciar imágenes, e ideas en la mente humana. Dependiendo del enfoque favorable, agradable o no de las mismas, los pensamientos se califican como positivos o negativos, con el consecuente impacto en el día a día de cada uno como individuo, y como sociedad.
Históricamente siempre se contempló la existencia de ambas líneas de pensamiento, y un sinfín de corrientes filosóficas, religiosas y psicológicas abordaron su estudio y repercusión tanto a nivel individual como colectivo.
Pero ha sido en los últimos años cuando realmente se ha evidenciado un interés creciente en estos temas, lo que motivó su mayor difusión tanto científica como mediática, con la intención de transmitir un conocimiento más amplio, que aporte más claridad y profundidad a la influencia que pueden tener los distintos tipos de pensamientos en la salud del ser humano, y en el desarrollo de los vínculos interpersonales.